Ha pasado mucho tiempo desde que Christopher Nolan y Warner Bross nos propusieron un reinicio en el cine para Batman, el Superhéroe más incombustible de todos. Contra todo pronóstico Batman Begins (BB)(2005) resulto un buen primer acto, en el cual Nolan replanteo, al igual que lo hizo Burton al final del los 80, la forma de abordar a los complejos personajes venidos de los Comics, basando su trabajo en tres pilares que respetaría a lo largo de la trilogía oscura: 1) tomar las mejores historias de los personajes de turno y adaptarlas de la manera más fiel posible; 2) aterrizar a los personajes en un mundo real y por lo tanto más cercano al espectador y 3) así como los comics no están dirigidos sólo a los pequeños de la casa, las películas basadas en los mismos tiene un gran auditorio adulto, ávido de tener una experiencia intelectual gratificante y principalmente de ser tratado con RESPETO.
BB, sin estar exento de errores, pasó su balance en azul mostrando a un Batman principiante, tratando de encontrar su lugar en Gotham, haciéndose de poderosos aliados y de mortales enemigos. Nolan, a diferencia de Burton, tomo la decisión de mantener el eje de la historia en Bruce Wayne y su relación con Jim Gordon, no en sus enemigos, brindando por primera vez una visión integral de ambos personajes, algo que se mantendria a lo largo de su franquicia.
El Triunfo del Señor de la Noche
Si BB
fue la infancia de la saga, The Dark Knight (TDK)(2008)
representa su madurez en todos los sentidos. Los que asistimos a las salas de cine del mundo nos encontramos ante la primera obra maestra del cine de
superhéroes, una película fundacional y que ha determinado el camino a seguir para
todo aquel quiera trabajar en el género. Considerada entre las 10 mejores películas de todos los tiempos, al lado de gigantes como The Godfather, Pulp Fiction o
Schindler's List, TDK fue aclamada por la crítica mundial y el público de a pie,
representado un supremo esfuerzo donde confluyeron factores muy diversos -incluso
trágicos- y que logro por primera vez lo que ninguna otra película de este género pudo: un Premio Oscar en una categoría no técnica. Si no consiguió más no fue
por falta de meritos, sino por una visión obtusa instalada desde hace décadas
en la Academia. Sin
embargo, logro una revancha muy significativa: se amplió a 10 las nominadas a
mejor película y tuvo un homenaje muy mal disimulado al momento de entregar el
premio a sonido y edición de sonido en la ceremonia del siguiente año, premios
que también le habían sido otorgados en la edición anterior del certamen.
Ante lo dicho, el principal problema que tenían Nolan y su staff al plantear el cierre de la trilogía se caía de
maduro: ¿Como hacer que una historia que supere a TDK? O más grave aún: ¿Es posible superar a TDK?
A la caza del Señor de la Noche
Empezaré diciendo que de las tres películas, The Dark Knight Rises (TDKR) es sin
dudas las que más problemas presenta a nivel de guión y que además, cosa que
sorprende, son totalmente evidentes: Pases de día a noche y viceversa en
segundos, diálogos de una afectación imposible, situaciones resueltas de manera
poco realista, amén de temas sólo visibles para los hinchas más rascapelotas
del encapotado como la funcionalidad de la máscara de Bane y de la prótesis de Batman. Entre los más saltantes pueden contarse la forma como Blake
deduce la segunda identidad de Bruce, la ignorancia de Gordon sobre la misma, el desarrollo del personaje de Miranda Tate y la sustentabilidad de una megalopólis como Gotham durante un sitio de ¡¡¡5 meses!!! En esos momentos se
renuncia de manera total al ultra realismo, a la visión minimalista de la saga con la que logro marcar la diferencia en el pasado. De otra manera no se puede explicar que en 5 meses de
incomunicación con el mundo todos los ciudadanos de Gotham, salvo los
encerrados en las cloacas, luzcan frescos, limpios y bien comidos, como si los
productos de aseo no se hubieran agotado nunca y los alimentos no estuvieran
racionados, que un policía de las cualidades y con los recursos del Comisionado
Gordon no supiera la identidad de Batman y que un niño con mirar a los ojos de
Bruce Wayne por una vez si la dedujera. Asimismo, un gadget como el rifle de
Impulso Electromagnético que aparece segundos sin demostrar mayores funciones o
explicaciones, así como el amplio guardarropa de Bane sólo pueden obedecer a
temas de merchandising, cosa a la que Nolan había logrado escapar casi incólume
y que ahora, por presiones propias del estudio, ha tenido que incluir. Estas
señales constituyen un síntoma inequívoco de agotamiento de la saga, algo completamente comprensible, pero como dije antes no deja de ser sorpresivo.
Quiero detenerme un momento en el que para mí,
resulta en el error -por omisión- más clamoroso de toda la película. Nolan se
vale de su oficio para hacer que todos los personajes y todos los lugares
principales de su trilogía aparezcan en TDKR:
Fotos, recuerdos, espectros, cemento, carne y hueso. Todos calzan de manera
magistral, pero hay un espacio vacío, hay alguien que no quisieron invitar a la
fiesta y, dada su importancia, la foto queda incompleta. Obviamente estamos
hablando de The Joker, que de manera sumamente extraña ni siquiera es mencionado en
todo el metraje. Se entiende el respeto a la memoria de Heath Ledger, pero
Nolan olvida -¿o trata de que nosotros olvidemos?-, que The Joker como personaje
es una entidad con vida propia, independiente del actor que lo interpreto de
manera tan brillante y del terrible destino con el que corrió. Un CGI pequeño,
alguna mención de cualquier personaje secundario sobre su suerte o un reporte
en las noticias a propósito del “Dent Day” hubiera bastado tanto para ayudar a
la historia como para satisfacer a la fanaticada. Resulta una pena que nadie en
el entorno del director lograra hacerle ver que su decisión, si bien noble,
terminaría comprometiendo el total del producto. No resulta exagerada esta
afirmación si tenemos en cuenta que este personaje es responsable del estado
calamitoso en el que se encuentra Bruce Wayne y con eso de buena parte de lo
que vemos en esta película.
Lo antes indicado no resaltaría si no
estuviéramos ante una película con una vocación casi suicida por atar cabos y plena de referencias a todo lo visto previamente, lo
cual determina que esta sea la única película de las tres que requiere haber visto las dos
previas para comprenderse a cabalidad. Cuando una fantasía de grandes
proporciones termina, el impulso natural de todo creador es el de aclarar los
temas en las sombras, a la vez que va cerrando la historia sobre sí misma. TDKR no es ajena a este impulso, por
ello el que no se resuelva el paradero y situación de uno de los principales
antagonistas de la saga resulta poco creíble y más aún, una falta de respeto
tanto para la audiencia como para el legado que nos dejo Heath Ledger con su
maravillosa actuación.
Para cerrar este apartado tenemos el tema de
Miranda Tate, cuya importancia se revela al final junto con su identidad, la cual no
constituye ningún misterio para los que conozcan los comics de Batman. La
sensación de que ha sido puesta con calzador no desaparece en ningún momento y lo que es peor, se acentúa al revelar su origen y propósito. Esto es
tanto un problema de guión, que en una licencia creativa mezcla los orígenes de
dos personajes condicionándolos a un determinado actuar, así como de la
construcción que realizo Marlon Cotillard, alejándolo de la femme fatale que es en el comic por una versión más fría y profesional, tal vez
para contrastarse con el personaje de Catwoman y no terminar teniendo dos
caracteres iguales y difíciles de diferenciar para el espectador. Eso sí, su
escena final es de los mejores momentos de la película.
¿¿¿La Caída del Señor de la Noche???
Con todo lo antes expuesto, resultaría lógico
decir que TDKR no es una buena
película: Craso error. Christopher Nolan se las arregla para que pasemos por
alto buena parte de lo antes señalado gracias a un recurso muy bien logrado: La
tensión. La película es un solo de tensión de principio a fin. Nada más mirar
la primera escena del rescate de Bane para darnos cuenta que estamos frente a
una montaña rusa de casi tres horas de duración y que nos hará permanecer
aferrados a nuestras butacas. Y como todo no puede ser acción desenfrenada, en
las pausas aparece la tensión emocional, brindándosenos los momentos más
emotivos de toda la saga: La situación lastimera de Bruce, su enfrentamiento
con Alfred, el reencuentro con Gordon y el maravilloso arco final son sólo
algunas escenas con las empatizaremos inmediatamente. Todo esto hace que, a pesar de ser de mayor duración que su
predecesora, no se sienta larga
en ningún momento de sus 2 horas y 44 minutos. Si bien el manejo de las
emociones es una de mejores habilidades de Nolan, siempre se le ha criticado la
simpleza de sus tomas de acción. Hacer una película de estas características
debe haber constituido un desafío para él, del cual por cierto ha salido airoso.
Con respecto a la historia del film, debemos
decir que si BB se baso casi en
exclusivo en el comic Batman: Year One(Miller/Mazzucchelli/Lewis, 1988)
y TDK en The Long Hallowen (Loeb/Sale/Wright, 1996-1997) y The Killing Joke (Moore/Bolland/Higgins, 1988), TDKR se basa en las sagas Knightfall (Varios, 1993-1994), No Man's Land (Varios,1999) y principalmente The Dark Knight Returns (Miller/Janson/Varley, 1986) la cual nos muestra a un Bruce
Wayne retirado que decide volver a ceñirse el manto del murciélago, con varias
lesiones a cuestas y ya en una etapa madura de su vida, la cual constituye la
mejor historia de Batman de todos los tiempos y un clásico de lectura
obligatoria. Si antes hablamos de los problemas que presentaba el guión,
debemos decir también que constituye un merito del mismo el saber interpretar y
engranar tal cantidad de historias en un espacio tan reducido, de manera que
puedan coexistir y funcionar. Para tener una idea, sólo No man’s Land consta de más de 70 comics distintos, mientras que The Long Hallowen y The Killing Joke suman entre
ambas 14. Algo que no quiero dejar de mencionar es la genial y hermosa
reinterpretación que se hace del Pozo de
Lázaro, herramienta mística de Ra’s Al Ghul que en el comic le permite
llevar vivo varios cientos de años, como el de una tortuosa prisión de la cual
le tocará a nuestro héroe “ascender”. Es realmente notable y de lo mejor que nos
ha dejado la Trilogía
del Caballero Oscuro.
Toca
hablar ahora de los actores y con ellos a los personajes que interpretan. Christian
Bale nuevamente es exigido no sólo en el plano físico sino también en el
interpretativo, encarnando la decadencia y el sacrificio final del héroe, reafirmando ser el mejor Bruce Wayne/Batman visto hasta la fecha. Ha tenido la fortuna de interpretar al personaje en todas sus etapas, y ha sabido darle cada vez algo nuevo y reconocible para todos los fans del cruzado. El actor
Gales ha crecido en su oficio durante estos años y
no sólo en esta saga, sino en muchas otras películas de las cuales ya ha
cosechado varios premios, Oscar incluido. Selina Kyle, papel de Anne Hathaway, es uno de
personajes destinados a robarse el show de manera inmediata. Con un traje a la
mitad de los recientes comics y la serie de los 60, la actriz establece rápidamente
su equivalencia con el Caballero Oscuro, su paridad y por supuesto la tensión
sexual que existe entre ambos personajes, constituyéndose en la
versión de Nolan del dúo dinámico. Manipuladora, sensual, ambigua moralmente y
defensora de los más débiles, lo único que faltó fue un látigo para tener una encarnación más perfecta frente a nosotros.
Dos
personajes merecen una atención especial. Por un lado el Bane de Tom Hardy, si
bien ha sido interpretado de gran manera, en especial las expresiones fáciles, no tiene mucho que ver con el villano de los comics, con aquel
drogadicto descomunal que le puso una columna de titanio a Batman. Constituía una
apuesta arriesgada contar con él para cerrar la trilogía ya que, fuera de lo antes mencionado,
no ha generado mayor impacto en el universo del encapotado, siendo más bien un
oponente de segundo orden sin mayores luces. Lo que vemos en la pantalla esta más cerca de una
versión de Bruce Wayne si se hubiera quedado en la Liga de las Sombras,
lo cual resulta un acierto y le brinda al personaje un trasfondo muy rico,
tanto para el espectador casual, como para el iniciado. En la misma línea esta
el personaje de John Blake interpretado por Joseph Gordon-Levitt, el cual
resulta una amalgama de hasta cuatro diferentes –y a la vez iguales-
caracteres, constituyendo un homenaje al único personaje celebre del comic que
no habia sido acogido en toda la trilogía. Por último, debo señalar que nuevamente gran parte de la carga
interpretativa recae en el trío de oro conformado por Morgan Freeman, Gary
Oldman y Michael Caine, compartiendo las victorias y desgracias del Caballero
Oscuro, constituyéndose en héroes y victimas de su cruzada a la vez.
Hay
que mencionar que esta película contiene una gran carga política, con referencias
claras a Wall Street, el movimiento Occupy y la actual campaña presidencial en Estados
Unidos, característica que comparte con su antecesora, aunque de una manera más
explicita. Debido a esto, Gotham City toma un protagonismo que no ha tenido
en ninguna de las películas hechas sobre Batman hasta la fecha, transformándose
por primera vez en un organismo vivo, capaz de ser engañado, de movilizarse
para salvarse y de reconocer a sus héroes, dejando de ser sólo el botín para el
villano en turno. Hay claros paralelismos en TDKR con Gangs of New York (2002),
película del maestro Martin Scorsese con innegable vocación política, que
muestra el génesis mítico de la gran manzana y la manipulación de sus masas por el poder en turno, sea político o
criminal, constituyendo uno de sus mejores trabajos. Una rápida comparación nos muestra no sólo similitudes en el plano de situaciones, sino también en la forma en que se filmaron las escenas de lucha masiva. Dicho sea de paso, resulta agradable ver seres humanos en estas secuencias y no un mar de CGI's.
"Esta será una buena vida..."
Con todas las cartas sobre la mesa y si bien no ha podido superar a su predecesora, TDKR
constituye una gran película y un cierre magnifico para la colaboración de Christopher
Nolan en el Bat-Universo, creando un emocionante cierre para uno de los
personajes más queridos y respetados de la cultura popular, refundando
de paso un género donde todo parecía ya establecido. En esta ocasión ha dirigido su mensaje no a
nuestras mentes, sino a nuestros corazones, cosa que no había hecho en las dos
entregas anteriores y que todos los que hemos crecido siguiendo las
hazañas del hombre murciélago y su cruzada sin fin contra el crimen le agradecemos, ya que no
podíamos pedir un mejor final para nuestro héroe. Si
bien es cierto el director y su equipo se han despedido por todo lo alto de la
franquicia, esperemos que aparezca alguien digno de levantar el testimonio y
nos demuestre una vez más que las leyendas nunca mueren, simplemente renacen.
Escribe: Rogger Acosta Tirado