El astronauta estadounidense Neil Armstrong, primer hombre en pisar la Luna el 20 de julio de 1969 y célebre por su frase "Un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad", falleció este sábado a los 82 años, informó su familia.
Armstrong murió como consecuencia de las complicaciones derivadas de una cirugía a la que fue sometido a principios de agosto después de que los médicos encontraran que sus arterias coronarias estaban obstruidas.
Recordándole como un "reacio héroe estadounidense", su familia explicó en un comunicado que "sirvió a su nación con orgullo, como piloto de guerra de la Marina, piloto de pruebas y astronauta".
"Para todos aquellos que se pregunten cómo rendirle homenaje tenemos una simple petición. Honrar su ejemplo de servicio, de éxito y de modestia y la próxima vez que caminéis en una noche clara y veáis la luna, sonreíros, pensad que Neil Armstrong os hace un guiño", sugirió el comunicado.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alabó "profundamente triste" a Armstrong, al que calificó como un gran héroe nacional que inspiró a toda una generación.
"Neil era uno de los grandes héroes estadounidenses, no sólo de su tiempo, sino de todos los tiempos. Cuando él y su compañero de misión despegaron a bordo del Apollo 11 en 1969 llevaron las aspiraciones de una nación entera", afirmó el presidente en un comunicado.
El candidato republicano a las presidenciales estadounidenses Mitt Romney dijo por su parte que "la Luna llora a su primer hijo terrícola".
A bordo de la nave espacial Apollo 11, Neil Armstrong y su compañero Buzz Aldrin caminaron sobre la Luna el 20 de julio de 1969 (02H56 GMT el 21 de julio), mientras el tercer miembro del equipo, Michael Collins, se quedó en la nave de comando que permanecía en órbita alrededor del satélite de la Tierra.
En calidad de comandante de la misión Apollo 11, fue Armstrong quien informó al centro de control de Houston (Texas, sur) del alunizaje del módulo lunar (LEM) pilotado por Aldrin: "Houston, aquí la base de Tranquilidad. El águila aterrizó".
Unos 500 millones de personas alrededor del mundo esperaban ansiosamente aglomerados frente a pantallas de televisión de imagen borrosa y radios, cuando Armstrong desplegó la escalera del módulo sobre la superficie lunar y se convirtió en el primer ser humano en caminar en suelo extraterrestre.
"Éste es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad", recitó Armstrong con la voz levemente distorsionada por la distancia y los equipos de comunicaciones, en un frase que quedará grabada por siempre en los libros de Historia.
A partir de entonces, Armstrong se convertiría en un héroe planetario y un ícono de la odisea del espacio. Desde entonces habló poco en público, evitando micrófonos y cámaras, y vivió durante los últimos 33 años con su segunda esposa en una alejada granja de Ohio (norte).
Armstrong nació el 5 de agosto de 1930 en Wapakoneta (Ohio) y desde joven ya demostró fascinación por las aeronaves, lo que le llevó a trabajar en un aeropuerto cercano a su casa.
Cuando cumplió los 16 años logró sacarse el título de piloto. Poco más tarde se convertiría en piloto aeronáutico y efectuó 78 misiones durante la guerra de Corea.
Armstrong estudió Ingeniería Aeronáutica en la Universidad de Purdue (Indiana, norte) y obtendría una maestría en esta misma disciplina en la Universidad de California del Sur.
En 1955 se convirtió en piloto de pruebas y realizó vuelos con 50 tipos distintos de avión.
Siete años después sería seleccionado por la NASA para convertirse en astronauta.
En septiembre de 1966 efectuó un vuelo con David Scott en la misión Gemini 8. La cápsula se acopló a otro vehículo no habitado, realizando el primer amarre orbital de dos módulos espaciales.
Luego llegaría la misión Apollo 11 y la entrada de Neil Armstrong en la Historia.
Los tres hombres que viajaron a bordo del Apollo 11 fueron recibidos en 2004 en la Casa Blanca por el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para celebrar el 35 aniversario de su hazaña.
Al ser interrogados sobre sus recuerdos de la misión histórica, Armstrong señaló que los astronautas "trataban de no sentirse demasiado confiados, porque es entonces cuando suceden los problemas".
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